“No somos Gobierno de la oligarquía minoritaria, somos el pueblo”, le dijo el ex presidente de la República de Chile Salvador Allende al escritor y periodista boliviano Néstor Taboada Terán, el jueves 12 de noviembre de 1970. “No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima”, añadió el ex Primer Mandatario a los seis días de haber sido posesionado.
Allende fue el prócer chileno y socialista que intentó devolver el mar a Bolivia, y tres años después de haber manifestado esta su disposición fue acribillado a tiros en el Palacio de La Moneda de Santiago de Chile.
El escritor Taboada Terán refleja el trascendental hecho histórico con una serie de detalles en su reciente obra: Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!. El texto, en su segunda edición con más de 200 páginas, rememora las dos entrevistas exclusivas que tuvo Taboada con Allende en Chile. Y en su contenido, con una fluida narrativa, es posible encontrar referencias, relatos, personajes y acontecimientos de la década de los 70 en Chile, América Latina y el mundo.
“Bolivia tiene un gran amigo presidente, Salvador Allende que se ha jugado la vida por el país, él no ha muerto por sus ideas socialistas, fue asesinado porque quería devolver el mar a Bolivia. El libro plantea la verdad del asunto”, dijo el autor, quien escribe que el verdugo que trabajó en las sombras con Banzer y Kissinger fue el general Augusto Pinochet, designado días antes por Allende como comandante general del Ejército chileno.
Taboada Terán describe en su segunda entrevista con Allende —la primera fue antes de su posesión en junio de 1970— y refleja al ex mandatario como cordial y atento, vestía siempre elegante. Un gentleman médico y socialista. Después de los saludos protocolares tomamos asiento en los mullidos asientos del Palacio de La Moneda —escribe el autor—, hablamos del Gobierno boliviano presidido por el general Juan José Torres Gonzales y comentamos el decreto del restablecimiento de relaciones diplomáticas, comerciales, culturales y consulares de Chile con el Gobierno socialista de Cuba.
Allende fue candidato a la presidencia de la República de Chile en cuatro oportunidades: en las elecciones de 1952 obtuvo un magro resultado; en 1958 alcanzó la segunda mayoría relativa tras Jorge Alessandri; en 1964 obtuvo un 38% de los votos, que no le permitieron superar a Eduardo Frei Montalva; y, finalmente en 1970, en una reñida elección a tres bandas, obtuvo la primera mayoría relativa de un 36,3% siendo electo por el Congreso Nacional. De ese modo, se convirtió en el primer presidente marxista en el mundo que accedió democráticamente al poder en la República de Chile.
Durante la entrevista, el Primer Mandatario manifestó —dice Taboada Terán— que se hallaba dispuesto a iniciar el tiempo de la reparación de agravios, la injusticia centenaria que pesaba sobre Bolivia. Chile tenía un Gobierno popular, Bolivia también y Perú. Y en ese momento, de forma sorpresiva Allede pronunció: “Bolivia retornará soberana a las costas del mar Pacífico”.
Taboada escribe: “Esta declaración me tomó de sorpresa. Nunca había imaginado, como es lógico suponer, oír de los labios de un chileno y nada menos Presidente de la República. Prosiguió y dijo el presidente Allende que en esta operación el pueblo boliviano, sus organizaciones políticas, democráticas, sindicales, sus intelectuales, los estudiantes, deberían disponerse a jugar un papel democrático decisivo. Desempeñar el gran rol democrático de pueblo a pueblo. No de oligarquía a oligarquía. “Lo que piensa Allende sólo lo sabe Allende”, escribe mucho después Gabriel García Márquez.
Después de la entrevista, dice Taboada Terán que nadie le llevaba el apunte, porque nadie creía en los chilenos. “Pero yo sí creo en Allende, un Presidente que fue nuestro amigo”, escribe Taboada Terán.
Allende agregó en esa memorable entrevista “que los escritores y todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo chileno para poder llegar al feliz entendimiento”. En ese instante sólo atiné a recordar, dice Taboada Terán, lo que había dicho alguna vez sobre este asunto el poeta chileno Vicente Huidobro: “Entre chilenos y bolivianos debe reinar la fraternidad, debe nacer de una vez por todas la verdadera fraternidad humana y dar ese ejemplo al mundo. Ése sería nuestro más alto honor en la historia del hombre”.
Mi alma enclaustrada vibraba. Todo mi ser invadido por una intensa emoción. Y ahí estaba frente a frente, la personalidad más extraordinaria de la historia latinoamericana, señalaba nuevos rumbos de convivencia a nuestras naciones, dice Terán.
El autor considera que su obra revela el ánimo socialista que cada día nos muestra las grandes perspectivas que tenemos para remediar los problemas de América Latina.
Impuesto de 10 centavos y la usurpación
En 1878, el congreso de Bolivia se abocó al estudio del acuerdo celebrado por el Gobierno con Chile en 1873. Para Bolivia, el contrato firmado con la Compañía de Salitres de Antofagasta aún no estaba vigente porque, de acuerdo con la Constitución boliviana, los contratos sobre recursos naturales debían aprobarse por el Congreso. Se hizo por la Asamblea Nacional Constituyente boliviana, mediante una ley el 14 de febrero de 1878, a condición de que se pagara un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado. Ante la resistencia del pago, se ordenó rematar sus bienes para cobrar los impuestos. Pero el 14 de febrero, el día del remate, tres naves chilenas desembarcaron en Antofagasta, Mejillones, Cobija y Caracoles reivindicándose estos territorios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario