En el acercamiento de 1987, esta vez la iniciativa la tuvo Bolivia, con propuestas territoriales concretas, formuladas a Chile mediante dos memorandos. En el primero, se reclama la cesión de un corredor soberano al norte de Arica y a lo largo de la frontera entre Perú y Chile; y, en el segundo, se propone tres posibilidades de cesión de un enclave, también soberano, sobre el litoral chileno.
El planteamiento del corredor al norte de Arica, que en la propuesta boliviana del 87 comprendía incluso coordenadas geográficas, en realidad era una idea que había sido trabajada por Bolivia y Chile ya en 1950 y en 1975.
Lo nuevo aquí es el enclave soberano que plantea Bolivia mediante tres alternativas: uno entre Caleta Camarones y Pisagua; otro, más abajo, entre Tocopilla y Cobija; y, el tercero (más al sur), entre Caleta Michilla y Mejillones.
La primera alternativa comprendía una superficie de 1.068 kilómetros cuadrados, con un “frente de costa” de 42 kilómetros; la segunda alcanzaba a 1.238 kilómetros cuadrados, con una costa de 47 kilómetros; y, la tercera, 1.500 kilómetros cuadrados, con una costa de 50 kilómetros.
Fresco. La propuesta boliviana estaba en el marco de lo que el presidente de entonces, Víctor Paz Estenssoro, llamó de “enfoque fresco del problema”.
Los dos memorandos bolivianos fueron presentados a Chile en la reunión del 21 al 23 de abril de 1987 en Montevideo, Uruguay. El canciller boliviano era Guillermo Bedregal Gutiérrez, y el chileno, Jaime del Valle. Augusto Pinochet aún era presidente de Chile.
La respuesta de Chile a los memorandos bolivianos vino a los 46 días de la cita de Montevideo, mediante un comunicado de prensa de su cancillería, el 9 de junio.
En la parte central de la nota, la posición chilena es lapidaria: “Después de esta intensa etapa de análisis, consultas y pormenorizada información y dentro del espíritu de seriedad y franqueza que caracteriza a la política exterior chilena, la Cancillería siente el deber de manifestar que no resulta admisible para Chile el fondo de la aludida propuesta boliviana en sus dos alternativas, esto es la concesión de territorio chileno soberano sea a través de un corredor al norte de Arica o de enclaves a lo largo de su litoral”.
Impulso económico a Charaña
La franja territorial al norte de Arica pudo haber tenido la virtud de dinamizar la economía de la provincia Pacajes de La Paz, especialmente del municipio de Charaña, pues el ingreso a Bolivia por un “camino boliviano”(dentro del corredor) era precisamente por Charaña, concretamente, la carretera Arica-Bisbiri-Charaña-La Paz. Con la vigencia de la franja, en poder de Bolivia también iba a quedar el ferrocarril La Paz-Arica; así como el oleoducto Sica Sica-Arica; además del aeropuerto de Chacalluta.
La franja al norte de Arica, el mayor avance
La franja territorial al norte de Arica y que corre junto a la Línea de la Concordia (la actual frontera entre Perú y Chile), es una de las propuestas más elaboradas para resolver el problema marítimo boliviano, coinciden el ex canciller Javier Murillo y el ex diplomático Ramiro Prudencio Lizón.
Aclarando que no es, propiamente, un planteamiento chileno, sino de elaboración conjunta entre ambos países, Murillo afirma que el corredor “es una propuesta válida; a mi juicio es la única viable, porque no se puede pretender una franja al sur de Arica, porque se estaría dividiendo en dos el territorio de Chile”.
Pero una franja territorial boliviana en la frontera peruano-chilena, de hecho convoca a Perú en la negociación, pues en virtud del tratado de 1929 entre ambos países, cualquier cesión que Chile haga de este territorio (que antes perteneció al Perú), debe contar con la aprobación del país incaico.
En 1975, cuando se habló del corredor, la posición peruana fue peculiar: levantó el veto a la franja, admitiendo la soberanía boliviana en ésta, pero sólo hasta donde cruza la carretera Panamericana entre Arica y Tacna (cerca al mar) y, a partir de allí hasta la costa planteó la creación de un territorio trinacional.
Este territorio tripartito es coherente con la convicción de Perú, dice Murillo, de que la franja boliviana no debe romper con la unidad cultural, económica y social que hoy existe entre Tacna (Perú) y Arica (Chile).
Intereses, antes que buenos deseos
Para el ex canciller Javier Murillo, el problema marítimo será resuelto sólo “cuando concurran en un mismo momento político la efectiva voluntad de Chile, el consentimiento del Perú y la convergencia de criterios en Bolivia”.
Esta coincidencia es lo que no se dio en la larga historia de los acercamientos y alejamientos entre Bolivia y Chile. Ramiro Prudencio recuerda que “cuando se llega a algún entendimiento con Chile, es que éste algún interés tiene en Bolivia”.
En 1975, por ejemplo, considerada la negociación de mayor alcance del siglo XX, ¿por qué Chile aceptó ingresar en la negociación?, se pregunta Murillo (Revista Lazos, Fundación Unir). “Las respuestas son obvias: se había intensificado la presión argentina sobre el Canal de Beagle; se estaba a menos de tres años del centenario de la Guerra del Pacífico; el Gobierno de Chile sufría un severo aislamiento internacional”.
Depuesto Alvarado, tranquilizada Argentina, “Chile va perdiendo interés en la negociación con Bolivia. A medida que se disipan los peligros, La Moneda hace más difíciles las condiciones del arreglo…”
Los hitos entre Bolivia y Chile
1879, 13 de febrero
El ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Eulogio Doria Medina, expresa al representante peruano José Quiñones su temor de que “Chile habría entrado al campo de los hechos apoderándose de Antofagasta”. Se cierne un conflicto y los chilenos se preparan para las escaramuzas.
1879, 14 de febrero
Se produce la ocupación chilena a Antofagasta, y un día más tarde se toma Cobija y Caracoles. Los cónsules bolivianos en Valparaíso, coronel Juan Granier, y en Tacna, Manuel Granier, envían mensajeros a La Paz para informar que Chile ha ordenado la ocupación del litoral nacional.
1879, 23 de marzo
Tras hacer huir en principio a los jinetes chilenos, Eduardo Abaroa queda malherido en el puente Topáter cercado por los trasandinos. Armado de su Winchester, que no dejó de disparar, siguió combatiendo y cuando le pidieron que se rinda respondió: “¡Que se rinda su abuela, carajo!”.
1879, 8 de octubre
Los buques chilenos logran hundir al peruano “Huáscar” y a su legendario capitán Miguel Grau. Para ello, los chilenos apelan a la fuerza del “Blanco Encalada”, “Matías” y “Covadonga”, además de los enormes acorazados: “Lord Cochrane”, “O’Higgins” y “Chacabuco”.
El planteamiento del corredor al norte de Arica, que en la propuesta boliviana del 87 comprendía incluso coordenadas geográficas, en realidad era una idea que había sido trabajada por Bolivia y Chile ya en 1950 y en 1975.
Lo nuevo aquí es el enclave soberano que plantea Bolivia mediante tres alternativas: uno entre Caleta Camarones y Pisagua; otro, más abajo, entre Tocopilla y Cobija; y, el tercero (más al sur), entre Caleta Michilla y Mejillones.
La primera alternativa comprendía una superficie de 1.068 kilómetros cuadrados, con un “frente de costa” de 42 kilómetros; la segunda alcanzaba a 1.238 kilómetros cuadrados, con una costa de 47 kilómetros; y, la tercera, 1.500 kilómetros cuadrados, con una costa de 50 kilómetros.
Fresco. La propuesta boliviana estaba en el marco de lo que el presidente de entonces, Víctor Paz Estenssoro, llamó de “enfoque fresco del problema”.
Los dos memorandos bolivianos fueron presentados a Chile en la reunión del 21 al 23 de abril de 1987 en Montevideo, Uruguay. El canciller boliviano era Guillermo Bedregal Gutiérrez, y el chileno, Jaime del Valle. Augusto Pinochet aún era presidente de Chile.
La respuesta de Chile a los memorandos bolivianos vino a los 46 días de la cita de Montevideo, mediante un comunicado de prensa de su cancillería, el 9 de junio.
En la parte central de la nota, la posición chilena es lapidaria: “Después de esta intensa etapa de análisis, consultas y pormenorizada información y dentro del espíritu de seriedad y franqueza que caracteriza a la política exterior chilena, la Cancillería siente el deber de manifestar que no resulta admisible para Chile el fondo de la aludida propuesta boliviana en sus dos alternativas, esto es la concesión de territorio chileno soberano sea a través de un corredor al norte de Arica o de enclaves a lo largo de su litoral”.
Impulso económico a Charaña
La franja territorial al norte de Arica pudo haber tenido la virtud de dinamizar la economía de la provincia Pacajes de La Paz, especialmente del municipio de Charaña, pues el ingreso a Bolivia por un “camino boliviano”(dentro del corredor) era precisamente por Charaña, concretamente, la carretera Arica-Bisbiri-Charaña-La Paz. Con la vigencia de la franja, en poder de Bolivia también iba a quedar el ferrocarril La Paz-Arica; así como el oleoducto Sica Sica-Arica; además del aeropuerto de Chacalluta.
La franja al norte de Arica, el mayor avance
La franja territorial al norte de Arica y que corre junto a la Línea de la Concordia (la actual frontera entre Perú y Chile), es una de las propuestas más elaboradas para resolver el problema marítimo boliviano, coinciden el ex canciller Javier Murillo y el ex diplomático Ramiro Prudencio Lizón.
Aclarando que no es, propiamente, un planteamiento chileno, sino de elaboración conjunta entre ambos países, Murillo afirma que el corredor “es una propuesta válida; a mi juicio es la única viable, porque no se puede pretender una franja al sur de Arica, porque se estaría dividiendo en dos el territorio de Chile”.
Pero una franja territorial boliviana en la frontera peruano-chilena, de hecho convoca a Perú en la negociación, pues en virtud del tratado de 1929 entre ambos países, cualquier cesión que Chile haga de este territorio (que antes perteneció al Perú), debe contar con la aprobación del país incaico.
En 1975, cuando se habló del corredor, la posición peruana fue peculiar: levantó el veto a la franja, admitiendo la soberanía boliviana en ésta, pero sólo hasta donde cruza la carretera Panamericana entre Arica y Tacna (cerca al mar) y, a partir de allí hasta la costa planteó la creación de un territorio trinacional.
Este territorio tripartito es coherente con la convicción de Perú, dice Murillo, de que la franja boliviana no debe romper con la unidad cultural, económica y social que hoy existe entre Tacna (Perú) y Arica (Chile).
Intereses, antes que buenos deseos
Para el ex canciller Javier Murillo, el problema marítimo será resuelto sólo “cuando concurran en un mismo momento político la efectiva voluntad de Chile, el consentimiento del Perú y la convergencia de criterios en Bolivia”.
Esta coincidencia es lo que no se dio en la larga historia de los acercamientos y alejamientos entre Bolivia y Chile. Ramiro Prudencio recuerda que “cuando se llega a algún entendimiento con Chile, es que éste algún interés tiene en Bolivia”.
En 1975, por ejemplo, considerada la negociación de mayor alcance del siglo XX, ¿por qué Chile aceptó ingresar en la negociación?, se pregunta Murillo (Revista Lazos, Fundación Unir). “Las respuestas son obvias: se había intensificado la presión argentina sobre el Canal de Beagle; se estaba a menos de tres años del centenario de la Guerra del Pacífico; el Gobierno de Chile sufría un severo aislamiento internacional”.
Depuesto Alvarado, tranquilizada Argentina, “Chile va perdiendo interés en la negociación con Bolivia. A medida que se disipan los peligros, La Moneda hace más difíciles las condiciones del arreglo…”
Los hitos entre Bolivia y Chile
1879, 13 de febrero
El ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Eulogio Doria Medina, expresa al representante peruano José Quiñones su temor de que “Chile habría entrado al campo de los hechos apoderándose de Antofagasta”. Se cierne un conflicto y los chilenos se preparan para las escaramuzas.
1879, 14 de febrero
Se produce la ocupación chilena a Antofagasta, y un día más tarde se toma Cobija y Caracoles. Los cónsules bolivianos en Valparaíso, coronel Juan Granier, y en Tacna, Manuel Granier, envían mensajeros a La Paz para informar que Chile ha ordenado la ocupación del litoral nacional.
1879, 23 de marzo
Tras hacer huir en principio a los jinetes chilenos, Eduardo Abaroa queda malherido en el puente Topáter cercado por los trasandinos. Armado de su Winchester, que no dejó de disparar, siguió combatiendo y cuando le pidieron que se rinda respondió: “¡Que se rinda su abuela, carajo!”.
1879, 8 de octubre
Los buques chilenos logran hundir al peruano “Huáscar” y a su legendario capitán Miguel Grau. Para ello, los chilenos apelan a la fuerza del “Blanco Encalada”, “Matías” y “Covadonga”, además de los enormes acorazados: “Lord Cochrane”, “O’Higgins” y “Chacabuco”.
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