Bolivia estuvo a punto de obtener una salida al mar en 1975, en la negociación marítima más importante con Chile que se produjo en el siglo XX, sin embargo, esta vez fue Perú quien intervino en el virtual entendimiento al proponer un área territorial bajo soberanía compartida de los tres Estados.
El ‘Abrazo de Charaña’ entre los presidentes de ese entonces Hugo Banzer Suárez y Augusto Pinochet no sólo reanudó las relaciones diplomáticas entre bolivianos y chilenos, rotas después de las negociaciones de 1950, también abrió una puerta de esperanza al reclamo centenario de Bolivia.
Banzer y Pinochet se reunieron en la estación ferroviaria de Charaña el 8 de febrero de 1975. En el documento se pide la “cesión a Bolivia de una costa marítima soberana entre la línea de la Concordia y el límite del radio urbano de la ciudad de Arica...” y “de un territorio soberano de 50 km de extensión a lo largo de la costa y 15 km de profundidad en zonas apropiadas a determinarse, alternativamente próximas a Iquique, Antofagasta o Pisagua”.
La respuesta chilena se conoció ese mismo año. El 19 de diciembre, el canciller, almirante Patricio Carvajal, comunicó a su homólogo boliviano, Guillermo Gutiérrez Vea Murguía, que aceptaba ceder un Corredor al norte de Arica de unos 2.500 kilómetros cuadrados de extensión, desde Bolivia hasta la costa. Esa zona incluía el aeropuerto de Chacalluta y el ferrocarril de Arica a La Paz.
Lo que Chile no aceptó fue la cesión del enclave al sur del territorio ariqueño. Consideró muy difícil que sus habitantes aceptasen ceder dos territorios con soberanía. A cambio del Corredor ofrecido, el gobierno del general Pinochet exigió una compensación territorial.
El historiador y diplomático Ramiro Prudencio recuerda que los chilenos habrían estado dispuestos a recibir como canje 3.650 kilómetros en la frontera. Un territorio que como sucede hoy, en ese entonces tampoco estaba poblado. No obstante en el país pocos estaban dispuestos a dar algo a cambio de la salida al mar.
“No agradó la idea de pagar con territorio por el corredor. Además, Banzer cada año se debilitaba más y perdía credibilidad. Al final casi lo convencieron para que después rompa las relaciones con Chile”, agrega Prudencio.
Llave. Sin embargo, el mayor escollo no tenía que ver con el canje territorial. La dificultad llegó desde Lima. Perú, que según las condiciones del Tratado de 1929 debía ser consultado, cuestionó la fórmula boliviano-chilena.
“Se suponía que la respuesta debería ser afirmativa o negativa. Pero el Gobierno peruano, astutamente, presentó en cambio una nueva propuesta de solución, creando una zona trilateral al norte de Arica”, escribe el historiador y diplomático Javier Murillo de la Rocha, en la revista Lazos.
Los chilenos consideraron que Perú se excedía en sus derechos, al pretender tener participación en el corredor, sin ofrecer otro territorio semejante en su lado. Al final el problema de la compensación territorial y la contrapropuesta peruana sólo congeló la negociación boliviana. Banzer rompió relaciones diplomáticas con Chile el 17 de marzo de 1978.
Murillo de la Rocha considera que para que Bolivia pueda solucionar su problema marítimo deben confluir tres factores: primero la voluntad real de Chile para resolver el problema conforme a sus intereses, la voluntad viabilizadora de Perú en términos del Tratado de 1929 y un consenso de los bolivianos sobre la fórmula de arreglo.
“Esos factores nunca han estado en línea en los últimos 132 años, por eso seguimos así”. “Cuando Chile se de cuenta que el enclaustramiento boliviano afecta a sus intereses económicos y políticos, tendrá voluntad”, dice.
Ese 1975 Chile estaba en la mira
“Chile sabe cuando negociar y cuando no”, resume Ramiro Prudencio. Javier Murillo de la Rocha coincide con él y recuerda que ese 1975, se había intensificado la presión argentina sobre el Canal de Beagle, Perú no cesaba de proclamar su decisión de recuperar las provincias cautivas y la comunidad internacional aislaba más a Pinochet, por eso Chile se acercó a Bolivia.
Los hitos entre Bolivia y Chile
1879, 1 de febrero
El gobierno de Hilarión Daza determina la reversión al Estado de las salitreras. Los chilenos mandan a su Encargado de Negocios “retírese inmediatamente. La rescisión decidió la ocupación de Antofagasta”. En tanto, el empresario británico Hicks se refugia en un buque chileno.
1879, 12 de febrero
El Gobierno chileno dirige una nota a las legaciones diplomáticas en Santiago para advertir que ordenó a su Fuerza Naval “reivindicar y ocupar en nombre de Chile los territorios que poseía antes de ajustar con Bolivia los tratados de 1866 y de Paz y de Amistad de 1874”.
El ‘Abrazo de Charaña’ entre los presidentes de ese entonces Hugo Banzer Suárez y Augusto Pinochet no sólo reanudó las relaciones diplomáticas entre bolivianos y chilenos, rotas después de las negociaciones de 1950, también abrió una puerta de esperanza al reclamo centenario de Bolivia.
Banzer y Pinochet se reunieron en la estación ferroviaria de Charaña el 8 de febrero de 1975. En el documento se pide la “cesión a Bolivia de una costa marítima soberana entre la línea de la Concordia y el límite del radio urbano de la ciudad de Arica...” y “de un territorio soberano de 50 km de extensión a lo largo de la costa y 15 km de profundidad en zonas apropiadas a determinarse, alternativamente próximas a Iquique, Antofagasta o Pisagua”.
La respuesta chilena se conoció ese mismo año. El 19 de diciembre, el canciller, almirante Patricio Carvajal, comunicó a su homólogo boliviano, Guillermo Gutiérrez Vea Murguía, que aceptaba ceder un Corredor al norte de Arica de unos 2.500 kilómetros cuadrados de extensión, desde Bolivia hasta la costa. Esa zona incluía el aeropuerto de Chacalluta y el ferrocarril de Arica a La Paz.
Lo que Chile no aceptó fue la cesión del enclave al sur del territorio ariqueño. Consideró muy difícil que sus habitantes aceptasen ceder dos territorios con soberanía. A cambio del Corredor ofrecido, el gobierno del general Pinochet exigió una compensación territorial.
El historiador y diplomático Ramiro Prudencio recuerda que los chilenos habrían estado dispuestos a recibir como canje 3.650 kilómetros en la frontera. Un territorio que como sucede hoy, en ese entonces tampoco estaba poblado. No obstante en el país pocos estaban dispuestos a dar algo a cambio de la salida al mar.
“No agradó la idea de pagar con territorio por el corredor. Además, Banzer cada año se debilitaba más y perdía credibilidad. Al final casi lo convencieron para que después rompa las relaciones con Chile”, agrega Prudencio.
Llave. Sin embargo, el mayor escollo no tenía que ver con el canje territorial. La dificultad llegó desde Lima. Perú, que según las condiciones del Tratado de 1929 debía ser consultado, cuestionó la fórmula boliviano-chilena.
“Se suponía que la respuesta debería ser afirmativa o negativa. Pero el Gobierno peruano, astutamente, presentó en cambio una nueva propuesta de solución, creando una zona trilateral al norte de Arica”, escribe el historiador y diplomático Javier Murillo de la Rocha, en la revista Lazos.
Los chilenos consideraron que Perú se excedía en sus derechos, al pretender tener participación en el corredor, sin ofrecer otro territorio semejante en su lado. Al final el problema de la compensación territorial y la contrapropuesta peruana sólo congeló la negociación boliviana. Banzer rompió relaciones diplomáticas con Chile el 17 de marzo de 1978.
Murillo de la Rocha considera que para que Bolivia pueda solucionar su problema marítimo deben confluir tres factores: primero la voluntad real de Chile para resolver el problema conforme a sus intereses, la voluntad viabilizadora de Perú en términos del Tratado de 1929 y un consenso de los bolivianos sobre la fórmula de arreglo.
“Esos factores nunca han estado en línea en los últimos 132 años, por eso seguimos así”. “Cuando Chile se de cuenta que el enclaustramiento boliviano afecta a sus intereses económicos y políticos, tendrá voluntad”, dice.
Ese 1975 Chile estaba en la mira
“Chile sabe cuando negociar y cuando no”, resume Ramiro Prudencio. Javier Murillo de la Rocha coincide con él y recuerda que ese 1975, se había intensificado la presión argentina sobre el Canal de Beagle, Perú no cesaba de proclamar su decisión de recuperar las provincias cautivas y la comunidad internacional aislaba más a Pinochet, por eso Chile se acercó a Bolivia.
Los hitos entre Bolivia y Chile
1879, 1 de febrero
El gobierno de Hilarión Daza determina la reversión al Estado de las salitreras. Los chilenos mandan a su Encargado de Negocios “retírese inmediatamente. La rescisión decidió la ocupación de Antofagasta”. En tanto, el empresario británico Hicks se refugia en un buque chileno.
1879, 12 de febrero
El Gobierno chileno dirige una nota a las legaciones diplomáticas en Santiago para advertir que ordenó a su Fuerza Naval “reivindicar y ocupar en nombre de Chile los territorios que poseía antes de ajustar con Bolivia los tratados de 1866 y de Paz y de Amistad de 1874”.
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