martes, 20 de diciembre de 2011

Chile califica de “inentendible” demanda boliviana

El canciller chileno, Alfredo Moreno, calificó ayer como “inentendible” la decisión del presidente Evo Morales de acudir al Tribunal Internacional de La Haya en busca de una salida soberana al mar, ya que aseguró que existe un tratado suscrito y refrendado por ambos países.

“Ningún país entendería que un problema que tiene con otro respecto de un límite o de una frontera fuera tratado en un organismo multilateral”, dijo Moreno, según la edición digital del matutino chileno La Nación.

En tanto, reiteró la “disposición de Chile” a tratar el tema a nivel bilateral, o cualquier tema de interés para Bolivia, y así “buscar todas las soluciones que sean necesarias, que sean posibles”. El canciller Moreno manifestó la postura durante el informe anual sobre las actividades realizadas en esa cartera. “Hay muchos países en el mundo, y desde ya en nuestra región, que tienen diferencias de opinión sobre un límite, sobre un tratado, en fin. Todas esas cosas se resuelven entre los países”, reiteró.

La pasada semana, la autoridad chilena advirtió que Bolivia “va a sufrir las consecuencias” por demandar a Chile ante tribunales internacionales.

Al respecto, el fin de semana el vicecanciller boliviano, Juan Carlos Alurralde, aseguró que “Bolivia ya se ha ido ateniendo a las consecuencias durante más de 130 años. En este tiempo se han ido reduciendo los derechos que Bolivia tenía de libre tránsito, de acceso al océano Pacífico; cada vez son más los mecanismos regulatorios que nos impiden llegar al Pacífico”.

El anterior jueves, el presidente Evo Morales anunció que en febrero viajará a la sede del Tribunal Internacional de La Haya para conocer personalmente el proceso y así entablar una demanda marítima contra Chile.

Cinco expertos internacionales asesoran a Bolivia en tema mar

Al menos cinco expertos internacionales asesoran a Bolivia en la confección de su demanda de una salida soberana al mar que pretende presentar ante La Haya.

La embajadora de Bolivia en Argentina, Leonor Arauco Lemaitre, en coordinación con Juan Lanchipa Ponce, director ejecutivo de la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima Boliviana (Diremar), organizaron, desde ayer, una reunión con prestigiosos abogados expertos en derecho internacional, en Buenos Aires, Argentina.

En el evento, según una nota de prensa de la representación diplomática de Bolivia en ese país, se analizará la estrategia jurídica de la demanda marítima de Bolivia ante el Tribunal de La Haya con la participación del internacionalista español Antonio Remiro Brotons; el profesor argentino, radicado en Suiza, Marcelo Kohen; el abogado Osvaldo Gugliermino, ex procurador del Tesoro de la Nación Argentina.

Asimismo, se conoce que participan los abogados españoles expertos en casos ante la Corte Internacional de Justicia, Jorge Cardona Llorenz y Rosa Riquelme, junto con varios abogados de Diremar, según indica un boletín de prensa de la Embajada de Argentina en Bolivia.

En el encuentro también participan el presidente de la Cámara de Diputados y ex ministro de Defensa Legal del Estado Boliviano, Héctor Arce Zaconeta, y el ministro de Defensa, Rubén Saavedra Soto, quien también es miembro del Consejo Nacional Marítimo.

La reunión de alto nivel se inició ayer y concluye hoy en la capital argentina y se espera que a su conclusión se obtengan resultados de valor técnico-jurídico, que serán puestos a conocimiento del presidente Evo Morales.

“Los primeros días de febrero, que es la posesión de los tribunales en La Haya, voy a participar, no con nuestra demanda, sino para recabar personalmente algunas informaciones, procedimientos a la demanda, apoyado por nuestros abogados y algunos abogados internacionales”, dijo Morales la pasada semana.

El 23 de marzo de este año, el Jefe de Estado anunció el cambio de la estrategia marítima boliviana, de un diálogo bilateral a instancias multilaterales.

El presidente Morales aprovecha todo escenario internacional posible para buscar respaldo a la causa boliviana, recientemente lo hizo en la cumbre de CELAC.

sábado, 2 de julio de 2011

Las negociaciones Banzer Pinochet de 1975-1978

Durante los tres años del gobierno de Salvador Allende, 1970-1973, fracasaron también los esfuerzos de las dos cancillerías con el objeto de reanudar relaciones diplomáticas. En agosto de 1971 subió a la Presidencia el general Hugo Banzer y dos años después, en septiembre de 1973, otro general, chileno esta vez, asumió el mando en Chile: Augusto Pinochet. Ambos llevarían a cabo una de las gestiones más importantes –junto a la de 1895– destinadas a solucionar la mediterraneidad de Bolivia.

En marzo de 1974, los dos Jefes de Estado se encontraron por primera vez en Brasilia, en la transmisión del mando del Presidente Geisel, y acordaron “resolver asuntos pendientes y fundamentales para las dos naciones”. Era un adelanto después de doce años sin relaciones diplomáticas.
En diciembre siguiente, Chile y delegados de otros ocho países firmaron en Lima la Declaración de Ayacucho que se refiere “a la mediterraneidad que afecta a Bolivia”.

Ese verano, el 8 de febrero de 1975, se reunieron en la localidad boliviana de Charaña, por iniciativa chilena, los generales Pinochet y Banzer; acordaron reanudar relaciones diplomáticas y, por primera vez desde 1961, resolvieron “que continúe el diálogo a diversos niveles para buscar fórmulas de solución a los asuntos vitales que ambos países confrontan, como el relativo a la situación de mediterraneidad que afecta a Bolivia, dentro de recíprocas conveniencias y atendiendo a las aspiraciones de los pueblos boliviano y chileno”.

Como en tantas otras oportunidades, la nueva etapa de aproximación se iniciaba llena de optimismo y transcurridos varios meses de reuniones y consultas, el embajador de Bolivia, Guillermo Gutiérrez
Vea Murguía, presentó, con fecha 26 de agosto de 1975, una propuesta formal con las pretensiones bolivianas, redactado sobre la base de un estudio preparado por la Comisión Marítima del país altiplánico. El mes era de especial significación pues se estaba celebrando el Sesquicentenario de la Independencia.

La propuesta tenía dos puntos fundamentales que conviene transcribir íntegros:

“1. Cesión a Bolivia de una costa marítima soberana entre la línea de la Concordia y el límite del radio urbano de la ciudad de Arica. Esta faja deberá prolongarse con una faja territorial soberana desde dicha costa hasta la frontera boliviano-chilena, incluyendo la transferencia del ferrocarril Arica La Paz.”

El otro punto era nuevo en las centenarias conversaciones marítimas, que siempre se habían reducido a la región ariqueña: 

“2. Cesión a Bolivia de un territorio soberano de 50 kilómetros de extensión a lo largo de la costa y 15 kilómetros de profundidad, en zonas apropiadas a determinarse, alternativamente, próximas a Iquique, Antofagasta o Pisagua.”

Y no se trataba de una u otra proposición, sino, como explicó el embajador Gutiérrez: “Manifesté al canciller que se trataba de un paquete de conjunto englobando todos los aspectos que preocupaban a mi país”.

Respecto al puerto de Arica, Bolivia pedía autonomía en sus operaciones; en lo referente al enclave, la propiedad de carreteras, ferrocarriles o poliductos, los que, por supuesto, serían de libre circulación para Chile.

En la nota no se hablaba de “compensaciones”, usándose, en cambio, la palabra “aportes”. De más parece decir que la proposición. trataba de dejar contentos en Bolivia tanto a los “practicistas” (que se contentan con un corredor), como a los “reivindicacionistas”, que desean recuperar el litoral perdido en Antofagasta.

Pasaron tres meses y medio, mientras Chile redactaba su respuesta. En el intertanto renunció el embajador Gutiérrez molesto porque elementos de su país lo habían calificado de “complaciente con el pensamiento chileno”. Renuncia que luego retiró. Pero era indudable que el gobierno de La Paz estaba descontento con el de La Moneda, no solo por la demora en contestar, sino por lo que calificaban de actitud ambigua chilena para reconocer, francamente, que lo que se discutía era “salida soberana al mar de Bolivia” y no solamente medidas destinadas a un acercamiento para mejorar relaciones... Se trataba –y se repetiría en 1986– de recelos y desconfianzas provocados por el largo periodo sin relaciones diplomáticas. Se comprobaba, una vez más, que el rompimiento de relaciones a que Bolivia es tan afecto, con rompimiento de relaciones a que Bolivia es tan afecto, constituye un grave error que solo le causa problemas a ese país y ninguna ventaja.

Finalmente, el 12 de diciembre de 1975, la Cancillería chilena comunicó verbalmente una respuesta que el 16 de ese mes Bolivia aceptó por escrito. Era la contrapropuesta de Chile que el 19 de diciembre debió ser entregada nuevamente y esta vez por escrito. De ella deseo destacar los siguientes puntos fundamentales:

“4) d) Chile estaría dispuesto a negociar con Bolivia la Cesión de una franja de territorio al Norte de Arica hasta la Línea de la Concordia, en base a las siguientes delimitaciones:

“ Límite Norte: el actual límite de Chile con Perú.


“ Límite Sur: la Quebrada de Gallinazos y el borde Norte superior de la quebrada del río Lluta (en forma de que la carretera A-15 de Arica a Tambo Quemado quede en su totalidad en territorio chileno) hasta un punto al Sur de la Estación de Puquios y luego una línea aproximada recta que pase por la cota 5370 del Cerro Nasahuento y se prolongue hasta el actual límite internacional de Chile con Bolivia.

“ Superficie: la Cesión incluiría el territorio terrestre ya descrito y el territorio marítimo comprendido entre los paralelos de los puntos extremos de la costa que se cedería (mar territorial, zona económica y plataforma submarina)”.

Con este párrafo de la contraproposición chilena, el gobierno de nuestro país volvía, en materia de comunicación soberana de Bolivia con el Pacífico, a una etapa de comprensión y entendimiento de las aspiraciones marítimas altiplánicas.

Se rechazaba –y nadie esperaba que se aceptara– el enclave solicitado dentro del “paquete” de la proposición; pero, lo más importante, por primera vez Chile exigía una compensación territorial en esta centenaria negociación entre los dos países: “una superficie compensatoria equivalente como mínimo al área de tierra y mar cedida a Bolivia”; Bolivia pagaría por el aeropuerto de Chacalluta, el ferrocarril de Arica a Bolivia y demás instalaciones y construcciones estatales existentes en el corredor.

Además, Chile sería autorizado a aprovechar la totalidad de las aguas del río Lauca; el territorio cedido quedaría desmilitarizado y no se podrían entregar a una tercera potencia; se dejaría testimonio “solemne” de que ésta sería la “solución plena y definitiva de la situación de mediterraneidad de Bolivia”.

Fue, indudablemente, curiosa la actitud chilena de proponer en su inicio, solo verbalmente, algo tan trascendental como una cesión territorial. Que luego, como dije, tuvo que reiterar por escrito. La aceptación tuvo que reiterar por escrito. La aceptación boliviana fue doble: primero, un sí a los “términos generales de la respuesta”; un sí con “agradecimiento”, a la “decisión... de conceder a Bolivia una costa marítima soberana, unida al territorio soberano por una faja territorial igualmente soberana”; y una precisión de que los demás planteamientos bolivianos “serán objeto de negociaciones”.

Retrocedía la historia diplomática a esos meses iniciales del año 1895, en que el joven ministro Luis Barros Borgoño iniciaba la negociación portuaria con el ministro plenipotenciario de Bolivia, Heriberto Gutiérrez. Ahora era un almirante chileno, Carvajal, que hacía entrega de la respuesta chilena a un bisnieto de Gutiérrez, a Guillermo Gutiérrez Vea Murguía.

Pero ya no se entregaban las extensas provincias de Tacna y Arica, “si por plebiscito o arreglo directo se adquiriesen”, o “la caleta de Vitor hasta la Quebrada de Camarones u otra semejante”, recibiendo por esta venta o Cesión una compensación de “cinco millones de pesos de plata”. Ahora se entregaba un territorio calculado en unos 3.000 kilómetros cuadrados de superficie (2.000 según Gutiérrez Vea Murguía), terminado en una playa de unos ocho kilómetros de largo, y su mar correspondiente, entre la Quebrada de Gallinazos y la Línea de la Concordia, canjeados, tierra y mar chilenos, por una superficie compensatoria equivalente de territorio terrestre boliviano.

Claro que en 1975 había algo que complicaba las cosas: la negociación tendría buen término si así lo quería Perú, de acuerdo con el Art. 1º del Protocolo de 1929. Para lograr ese “acuerdo previo”, el subsecretario subrogante de Relaciones Exteriores de Chile y funcionario de carrera, Javier Illanes, que mucho debió moverse por esos días, entregó otra nota el 19 de diciembre, esta vez a la Embajada del Perú. Se ponía así en movimiento, por primera vez, el mecanismo acordado para la Cesión de Tacna o de Arica.

El gobierno peruano respondió doce días después. No fue el simple sí o no que esperaba la Cancillería chilena, sino un primer acuse de recibo, el 31 de ese mismo mes de diciembre de 1975.
Chile y Bolivia: ¡Hasta cuándo!
Óscar Pinochet de la Barra

viernes, 24 de junio de 2011

Perfilan sistematización histórica en tres meses

En tres meses se pretende presentar la recopilación y sistematización de la información y documentación histórica que servirá para sustentar la demanda marítima que Bolivia presentará ante los tribunales internacionales.

Así lo confirmó el historiador Fernando Cajías, miembro de la comisión que lleva a cabo la clasificación de documentos de información histórica que permitirá sustentar los argumentos para una demanda legal contra Chile.

“No nos hemos puesto unos plazos porque es demasiada la información, pero sí esperamos presentar un primer trabajo en unos tres meses sobre los avances de esta base de datos”, declaró el historiador.

Pese a que la documentación se encuentra dispersa, para la comisión el trabajo de recopilación ha sido positiva. Existen abundantes registros en el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores como en otros repositorios en el país.

El Gobierno, después de decidir que acudirá ante tribunales internacionales para demandar a Chile una salida soberana al océano Pacífico, creó la Dirección de Reivindicación Marítima, a cargo del ex ministro de Defensa Rubén Saavedra.

El presidente Evo Morales convocó a historiadores para coadyuvar en esta tarea y facilitar los insumos necesarios sobre los antecedentes históricos sobre la pérdida de las costas del Pacífico en 1879.

La información será aprovechada por quienes elaboren la demanda de carácter jurídico, diplomático y económico.

El Mandatario también convocó a ex dignatarios de Estado, a ex diplomáticos y diferentes sectores, como las organizaciones sociales, para que se sumen al planteamiento boliviano.

Esta posición fue rechazada por Chile; sus autoridades gubernamentales consideran que no existe ningún diferendo limítrofe por resolver con Bolivia.

El canciller chileno, Alfredo Moreno, ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), manifestó que su país no está en condiciones de otorgar al país una salida soberana al océano.

Sin embargo, Bolivia ratificó en esa misma instancia que utilizará los mecanismos internacionales para que su demanda histórica sea resuelta.

“Esperamos presentar un primer trabajo en unos tres meses sobre los avances de esta base de datos”
Fernando Cajías

martes, 7 de junio de 2011

La primera resolución de la OEA que fue emitida 1979

El 31 de octubre de 1979, la OEA celebró en Bolivia su 12 sesión y emitió esta resolución.

Declara “que es de interés hemisférico permanente encontrar una solución equitativa por 1a cual Bolivia obtenga acceso soberano y útil al océano Pacífico”.

Considerando “que es necesario conseguir, con espíritu de fraternidad e integración americana, el objetivo señalado en el punto anterior y consolidar una paz, que estimule el progreso económico y social en el área de América directamente afectada por las consecuencias del enclaustramiento de Bolivia”.

Resuelve: 1.- “Recomendar a los estados (Bolivia y Chile) que inicien negociaciones encaminadas a dar a Bolivia una conexión territorial libre y soberana con el océano Pacífico. Tales negociaciones deberán tener en cuenta los derechos e intereses de las partes involucradas y podrán considerar (...) la inclusión de una zona portuaria de desarrollo multinacional integrado y, asimismo, tener en cuenta el planteamiento boliviano de no incluir compensaciones territoriales.

2.- “Continuar la consideración del tema ‘Informe sobre el problema marítimo de Bolivia’ en el próximo periodo de sesiones de la Asamblea General”, desarrollado en EEUU.

Chile tomó en cuenta sólo 2 de 11 notas

Entre 1979 y 1989, la Organización de Estados Americanos (OEA) emitió 11 resoluciones referidas a solucionar la demanda de una salida soberana al mar, en las que se declaró también que se trata de un tema de interés hemisférico, sin embargo, Chile sólo tomó en cuenta la disposiciones de 1980 y la de 1983, según el ex canciller boliviano Armando Loaiza.

La primera establece una solución al problema marítimo en Bolivia, planteando un arreglo pacífico negociado con el objetivo de que el país cuente con una salida soberana al mar. “En ese entonces, Chile aceptó tomar en cuenta el pedido y de alguna forma iniciar un acercamiento entre ambos países para poder sostener conversaciones, pero no hubo los resultados que se esperaban”, explicó Loaiza.

Pero en 1983 y gracias la mediación de Colombia (lugar donde de realizó la Asamblea General, en 1985), que recibió una propuesta de Chile y Bolivia denominada “enfoque fresco”, se inició una nueva etapa de relación y negociación bilateral.

“La resolución de la OEA dio pie a la negociación que tomó mayor fuerza en 1986”, agregó.

Bolivia planteó la cesión de un corredor soberano al norte de Arica; la propuesta incluso contenía coordenadas geográficas.

Asimismo, establecía un enclave con tres alternativas: la Caleta Camarones y Pisagua; entre Tocopilla y Cobija; y, por último, entre Michilla y Mejillones.

La propuesta boliviana fue presentada por el entonces canciller Guillermo Bedregal a Chile en 1987, en Montevideo, Uruguay; fue su homólogo chileno, Jaime del Valle, quien recibió el documento.

“Pero luego Bolivia expresó que no estaba preparada para ofrecer ninguna compensación territorial. Chile esperaba un canje de territorio equivalente y determinó que no se avanzaría más en el acuerdo. Desde entonces, excepto esas dos resoluciones, ninguna fue tomada en cuenta por Chile. Augusto Pinochet aún era presidente”.

Loaiza señaló que las disposiciones siguen vigentes porque fueron aprobadas conforme al estatuto de la asamblea general por al mayoría de los países que integra la OEA; “normalmente, las resoluciones se aprueban por consenso, pero cuando hay oposición, se opta por votar y el resultado se rige según la mayoría de los miembros”.

En esta jornada, el canciller David Choquehuanca pondrá sobre el tapete en el pleno de la OEA las 11 resoluciones emitidas hace 32 años para “denunciar” que Chile no ha dado cumplimiento a las recomendaciones respecto al tema marítimo.

La OEA debate hoy pedido de apoyo a la demanda marítima

En la 41 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en El Salvador, Bolivia presentará hoy una solicitud para que esa instancia debata la demanda marítima, además de una queja contra el país vecino por incumplir las resoluciones que emitió el organismo desde 1979 para resolver el tema.

Por Bolivia será el canciller David Choquehuanca, quien hará uso de la palabra a las 16:30 (hora boliviana) y se prevé que su intervención dure unos 20 minutos; luego, en una réplica, intervendrá su homólogo chileno, Alfredo Moreno, por un tiempo similar y no se descarta una dúplica por parte de Bolivia.

Hace dos semanas, el director de Reivindicación Marítima, Rubén Saavedra, anunció que Choquehuanca presentará el informe sobre las recomendaciones emitidas por la OEA. “Nosotros estamos totalmente convencidos de que Chile no ha tenido la voluntad de avanzar en ese sentido”, aseguró Saavedra.

Sin embargo, la estrategia de Chile tomó otro rumbo. Moreno, seguro del respaldo de otros países miembros, buscará que el organismo internacional respalde su discurso de que “éste es un tema bilateral entre Chile y Bolivia” como una especie de ofensiva para relegar cualquier planteamiento de Choquehuanca.

Ante este panorama, el ministro Canelas señaló que la mediterraneidad boliviana “es un asunto regional porque tiene que ver con la situación de todos los países de Sudamérica”.

Canelas indicó que se espera de la OEA una consecuencia de la visión que han manifestado sus 33 países miembros en anteriores resoluciones que coinciden con la posición de Bolivia.

“Como manifestó el presidente Evo Morales, Bolivia va a acudir a tribunales internacionales, como lo hace esta semana ante la OEA, y ante otros foros internacionales para insistir en la necesidad de tener un acceso soberano al Pacífico”, expresó.

Al respecto, el ex cancilller boliviano Armando Loaiza explicó que la OEA estará interesada en oír el debate entre ambos países, más aún, luego que el 23 de marzo Bolivia dio un “golpe de timón” a la estrategia marítima para que el tema sea multilateral y, además, decidió llevar a Chile ante la Corte Internacional de La Haya.

“Bolivia debe documentar que es un tema irresuelto, a pesar de los esfuerzos realizados y que no se ha podido cumplir las 11 resoluciones que emitió la OEA en este sentido; se debe llegar a un acuerdo sustancial y esperar el encuentro de la OEA en Cochabamba (2012) para hacer un tratamiento más a fondo”.

Punto de vista
“Veo difícil aprobar una resolución”

Armando Loaiza - Ex canciller de Bolivia

La comunidad hemisférica se beneficiaría con un debate esclarecedor entre Bolivia y Chile, donde deben exponer las razones del porqué se ha producido esta crisis, esta tensión en la relación bilateral a raíz del tema marítimo, que no se han podido resolver hasta ahora satisfactoriamente. La asamblea tiene el derecho a tratar este tema y exhortar a los dos países a dialogar y, eventualmente, a Perú, para que encuentren soluciones pacíficas para una salida útil y soberana al océano Pacífico.

(Para hoy) Veo un poco difícil que se apruebe un resolución, lo más probable es que los países del hemisferio vuelvan a exhortar a Chile y Bolivia retornar a sus negociaciones con una salida soberana al Pacífico; se abrirá un debate entre los dos cancilleres y las opiniones de los países miembros.

Chile debe explicar a los 33 países de la región cuál la postura oficial; es un tema de interés hemisférico permanente y en cualquier momento cualquier país puede pedir que se considere el tema marítimo, no siempre las naciones en conflicto.

Con decir que es un tema bilateral, Chile está endureciendo su posición y tampoco sería procedente que Bolivia busque la revisión del Tratado de 1904, porque esa gestión no le compete a un organismo como la OEA. En 2012, cuando seamos anfitriones, se debe pensar y elaborar propuestas y demandas más profundas ”.